ALMENAR, LO QUE TIENEN EN COMÚN LOS SIETE INFANTES DE LARA Y ANTONIO MACHADO.

 ALMENAR,

LO QUE TIENEN EN COMÚN

LOS SIETE INFANTES DE LARA Y ANTONIO MACHADO.

Saliendo de Canicosa 
por el val del Arabiana, 
donde don Rodrigo espera 
los hijos de la su hermana, 
por el campo de Almenar 
ven venir muy gran compaña,(...) 






Almenar es un pueblo sorprendente y muy literario, conserva uno de los castillos mejor conservados de toda la provincia de Soria. Aunque en su mayor parte es del siglo XV, se han identificado restos del siglo X en la Torre del Homenaje. En esta época, se sabe que la fortaleza estaría en manos del emir de Córdoba.

También se sabe que Bécquer se inspiró en este castillo para escribir  algunas de sus leyendas, como la de Los ojos verdes. Además, y aquí viene la relación con Antonio Machado, en este pequeño pueblo nacería Leonor Izquierdo, la que en 1909 se convertiría en su esposa y a la que dedicaría el precioso poema que os dejamos al final de la entrada.


  Pero Almenar, sobre todo, está estrechamente vinculado a los siete infantes de Lara: 

Cuenta la leyenda que  los siete hermanos fueron traicionados por su tío, don Ruy Velázquez, en el campo que rodea esta localidad soriana. La venganza la urdió en dos partes: primero envió al padre, don Gonzalo Gustios, a Córdoba con una carta en la que ordenaba que Almanzor lo asesinara (cosa que no hizo) y, en otra fase, invitó a los infantes a participar en una batalla en esta fortaleza por entonces musulmana. Muy poéticamente, el ayo de los infantes, Nuño Salido, les anunció malos presagios a través de las aves, y trató de que los infantes no participaran pero éstos le hicieron no le hicieron caso. Y ejército musulmán, superior en número, logró apresar a los infantes que fueron decapitados, frente a su tío, de uno en uno, en el orden en el que nacieron. Sus cabezas las llevaron a Córdoba, pero eso ya es otra historia. 


El 1 de agosto de 1912, Leonor Izquierdo muere. La inmensidad de su dolor, como no podías ser de otra manera, se dejó ver en sus poemas. Os dejamos aquí uno de los más bellos:




Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra


                                                        Poesías completas (2010), Antonio Machado, ed. Austral. 


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