SEDANO Y El hombre que amaba la naturaleza: Miguel Delibes.

 


    «Para sentar las cosas desde un principio diré que Sedano es mi pueblo, un pequeño gran pueblo de Burgos, donde la gente llega a vieja comiendo manzanas y miel, los cangrejos y las truchas se multiplican confiadamente en los regatos y los conejos corren libres por el monte sin temor a la mixomatosis. Uno nació -o le nacieron- en Valladolid, ciudad de que se siente orgulloso, pero esto no obsta para que a uno, desde pequeñito, le gustase tener su pueblo. Así que Sedano es mi pueblo y no por casualidad de haber nacido en él, sino por decisión deliberada de haberlo adoptado entre mil» 


 Vivir al día, ed Destino, 1993


Con este cariño y entusiasmo habla el novelista español, Miguel Delibes (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - Valladolid, 12 de marzo de 2010) de este bellísimo rincón burgalés a 47 km al norte de la capital, Sedano. 

A él llegó por amor, su mujer y su musa, Ángeles, la Señora de rojo sobre fondo gris de su vida, nació en este pequeño rincón de la orografía burgalesa y, a él le dedicó  una parte importante de su obra, aquella en la que se funde naturaleza y una Castilla rural  marcada por la pobreza. Obras como  El libro de la caza menor; Con la escopeta al hombro; Un año de mi vida; Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo; Mis amigas las truchas; Las perdices del domingo; El otro fútbol; Tres pájaros de cuenta; Castilla habla; Mi vida al aire libre; Pegar la hebra; Señora de rojo sobre fondo gris; El último coto, están inspiradas en esta localidad.  


A raíz de su muerte, el Ayuntamiento de Sedano, en colaboración con familiares del novelista, han elaborado un recorrido literario en el que el visitante puede caminar por la mayor parte de los lugares que sirvieron de inspiración al autor de Cinco horas con Mario: Parte del propio centro de interpretación del Valle , pasa por el  arroyo Valderramillo, al  colmenar, de ahí  hasta  la llamada Casa de El Fuerte, para atravesar luego el barrio de  Eras y llegar a la preciosa plaza porticada, etc.  y así, entre relatos y recuerdos, desembocar en la Casona, la vivienda que compraron los Delibes. 


Si además eres amante de la bicicleta, no puedes dejar de hacer la ruta que todos los veranos el propio Miguel hacía de Molledo, Cantabria, (pueblo donde veraneaba su familia) a Sedano para ver a su por entonces novia. Está deliciosamente narrado en Mi querida bicicleta (1988), donde el amor, la belleza y la aventura de un alocado ciclista se mezcla: 


Temblando enderecé la bicicleta. Mi padre me ayudó a encaramarme en el sillín, pero no corrió tras de mí. Sencillamente me dio un empujón y voceó cuando me alejaba:

- Mira siempre hacia adelante; nunca mires a la rueda.

Yo salí pedaleando como si hubiera nacido con una bicicleta entre las piernas. (…)


Por aquel tiempo yo era ya una especie de Fausto Coppi, un ciclista consumado. No me apeaba de la bicicleta. Sabía zigzaguear sin manos, ponerme de pie en el sillín y conducir con los pies.

Como transporte, podía cargar simultáneamente a tres de mis hermanos: uno en el manillar, otro en la barra y un tercero de pie, sobre las palomillas traseras. Los automóviles, en mi ciudad, eran entonces media docena y uno podía doblar las esquinas, inclinando el cuerpo, a toda velocidad, sin preocuparse por lo que viniera de la bocacalle.


Mi querida bicicleta, ed. Ken, 2014




Os dejo aquí un cuento: "La Grajilla", perteneciente al libro Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados, (ED. R que R editorial, 2003)


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