STELLA DIAZ VARÍN


Allende los mares.

Plan de poesía IES Pintor Luis Sáez (Burgos) 22/23


                                                  STELLA DIAZ VARÍN  (1926 - 2006)





 LOS DONES PREVISIBLES


IV


Tú llevas una bandera me han dicho.
Sí.
Tú llevas una bandera
Yo sé
Que la bandera es de un rojo profundo
Toda bandera es un río de sangre.

 


La vida de la Colorina, como así se conocía a la poeta Stella Díaz Varín, no fue fácil. Dicen que tenía una voz ronca, que era una persona directa, sin pelos en la lengua, que le gustaba la vida nocturna, beber y que hasta, alguna vez se metía en peleas, de ahí que le apodaran también La poeta boxeadora.

Políticamente influida por su padre, un anarquista, se afilió al Partido Comunista al poco de llegar a Santiago. Comentan que se llegó a tatuar una calavera en el brazo con Enrique Lafourcade y Enrique Lihn para acabar con el Presidente de esa época, González Videla, quién prohibió el PC mediante la Ley Maldita en 1948.

Mantuvo una tormentosa relación con Nicanor Parra, quien le dedicó su poema  La víbora,  y además, tuvo una relación con Alejandro Jodorowsky, que la definió como “un personaje fantástico”. Sólo contrajo matrimonio una vez en su vida, con el arquitecto Luis Viveros, de quien posteriormente se separó, durante este matrimonio perdió tres hijos.

Durante la dictadura de Augusto Pinochet, defendió abiertamente la libertad de expresión y al Partido Comunista lo que le trajo terribles consecuencias: su vivienda fue allanada y ella fue detenida y torturada, además fue arrollada por un vehículo que vigilaba su casa, lo cual la dejó sin dientes y con fracturas. Ella misma contó que además también fue violada. De esta violación nacería un niño. A pesar de todo, tal era su carácter siguió participando de la Sociedad de Escritores de Chile y defendiendo sus ideas. 

En este poema de Díaz Varín, publicado en 1992, en su libro Los dones invisibles, habla de la enarbolación de una bandera y de cómo las banderas trazan líneas invisibles, llamadas fronteras, que desafortunadamente conducen a la guerra.

Si te ha gustado este poema, no dudes en leer: La palabra

                                                                                      

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