IDA VITALE

Allende los mares.

Plan de poesía IES Pintor Luis Sáez (Burgos) 22/23





Residua

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?

Ida Vitale, Cerca de cien: antología poética, Ed. Visor de poesía, (2015)


 

 Ida Vitale, al igual que Cristina Peri Rossi, tuvo que exiliarse de Uruguay, su país,  con la dictadura del 74, abandonando su puesto en la Universidad y toda la comodidad de una vida ya asentada en Montevideo. Se fue a México con su segundo marido, el poeta Enrique Fierro y se instalaron en la calle Shakespeare. Allí con la ayuda de Octavio Paz, se incorporó a la vida cultural y se inició en la traducción. Estarán 10 años. Tras una breve estancia en Uruguay, la pareja se asentará en Texas, (EEUU) durante 28 años, hasta la muerte del poeta. En el 2016 decide su vuelta a Uruguay, donde aún reside. 


Cuenta que, de pequeña, la poesía no era el género literario que más le gustaba. Un día se encontró con un poema de Gabriela Mistral que no lograba entender. Lo leyó una y otra vez y no se dio por vencida. Pensó, creció y sintió hasta que en su universo se abrió esta puerta que finalmente le conduciría a uno de los lugares más importantes de su vida. 


En este breve poema publicado en su libro Procura de lo imposible (1998) se unen estas dos cosas: la biografía que esquemáticamente he reducido arriba y lo que podría ser la esencia de la poesía.


Si te ha gustado este poema, no dudes leer: 4. Obligaciones diarias. Ida Vitale.

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