Continuación del Plan de lectura "YO LEO POESÍA... DE LLUVIA" "YO LEO POESÍA... ME TOO/ MOI AUSSI" y "YO LEO POESÍA... COMPROMETIDA"
Recreos de poesía y música
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Queremos acercar la poesía al alumnado leyendo poemas de la poeta de guardia del mes y acompañarlo con música interpretada por estudiantes del conservatorio de música que estudian en nuestro instituto:
Inventario de lugares propicios al amor Por Ángel González Ilustración Carla del Amo Son pocos. La primavera está muy prestigiada, pero es mejor el verano. Y también esas grietas que el otoño forma al interceder con los domingos en algunas ciudades ya de por sí amarillas como plátanos. El invierno elimina muchos sitios: quicios de puertas orientadas al norte, orillas de los ríos, bancos públicos. Los contrafuertes exteriores de las viejas iglesias dejan a veces huecos utilizables aunque caiga nieve. Pero desengañémonos: las bajas temperaturas y los vientos húmedos lo dificultan todo. Las ordenanzas, además, proscriben la caricia (con exenciones para determinadas zonas epidérmicas —sin interés alguno— en niños, perros y otros animales) y el «no tocar, peligro de ignominia» puede leerse en miles de miradas. ¿A dónde huir, entonces? Por todas partes ojos bizcos, córneas torturadas, implacables pupilas, retinas reticentes, vigilan, desconfían, amenazan. Queda quizá el recurso de anda...
Sí, fue un malentendido. Gritaron: ¡a las urnas! y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego. Era pundonoroso y mató mucho. Con pistolas, con rifles, con decretos. Cuando envainó la espada dijo, dice: La democracia es lo perfecto. El público aplaudió. Sólo callaron, impasibles, los muertos. El deseo popular será cumplido. A partir de esta hora soy -silencio- el Jefe, si queréis. Los disconformes que levanten el dedo. Inmóvil mayoría de cadáveres le dio el mando total del cementerio. Ángel González, Grado elemental, (1962) Ilustración Noelia Estépar
P ALABRA SOBRE PALABRA: CUMPLEAÑOS. Yo lo noto: cómo me voy volviendo menos cierto, confuso, disolviéndome en aire cotidiano, burdo jirón de mí, deshilachado y roto por los puños. Yo comprendo: he vivido un año más, y eso es muy duro. ¡Mover el corazón todos los días casi cien veces por minuto! Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho. Ángel González, Áspero mundo , (1956) Ilustración: Carlos Arnáiz
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